Berlanga decía que cuando había un silencio pensaba que él tenía la culpa. Resume a la perfección la naturaleza del tímido que expresaba otro autor como la querencia de agradar y el temor a no conseguirlo. El tímido se pasa la vida (o la vida donde sea tímido) haciendo más apacible la existencia a los demás, con el propósito, no siempre asumido, de ser aceptado, de ser valorado. Y es en este acto de buena fe donde encuentra a su vez la penitencia de desdibujar su personalidad más auténtica, aquella que quizás un día mostró al exterior de manera franca, con la esperanza ufana de ser una pieza más del engranaje social que le rodeaba, y de la que sólo recibió de vuelta la risa condescendiente, la burla taimada, la indiferencia.
Éstos son los rasgos generales que caracterizan al tímido de manual. Pero existen más subespecies. Si no conocemos al tímido en plenitud, solemos creer que mantiene su manera de ser apocada en todos los ámbitos de su vida, algo que no siempre es así. Es cierto que existe el tímido “perfecto” que ha creado un mundo interior en el que vive recluido aunque su cuerpo no siempre pueda estarlo de los demás; pero existe, al menos, otra categoría con más matices. El tímido (des)compensado es la persona que muestra rasgos de timidez en ciertos contextos, únicamente con ciertas personas, pero que es capaz de relacionarse abiertamente con un aceptable manejo de las habilidades sociales con individuos o en situaciones diferentes a las que le atenazan. La compensación social trata de efectuarla en aquellos momentos en los que se encuentra cómodo, mostrándose efusivo, pasional, incluso parlanchín. Lo cual puede llevarle a caer en el extremo contrario por la necesidad de exorcizar los espíritus que le lastraron en algún momento en el que se vio prisionero de sus propios silencios, de su propia compostura rígida y artificial, de la mueca petrificada que tenía pretensión de sonrisa acogedora. Así, el tímido compensado, el que alterna en su vida momentos de recogimiento y automutilación con explosiones de emociones descontroladas pueda terminar siendo el tímido descompensado.
Me ha gustado tanto la entrada (y me he sentido en parte identificada) que lo voy a compartir en Facebook, y de paso te dejo un saludo, que no te había comentado nada hasta ahora.
ResponderEliminardejedi :)
Gracias por darme publicidad, jeje!
ResponderEliminarEncantado de verte por aquí!!!
Por cierto, si suscita algún comentario en tu facebook me gustaría conocerlo.
Gracias
Me ha encantado tu post, es tremendamente explicativo y da respuestas a las inmensas dudas que tenemos las personas aparentemente extrovertidas. Hasta que descubrimos que muchos de nuestra problemas son derivados de nuestra timidez, pueden pasar años y eso irnos provocando severos daños emocionales. Me gustaría compartir con vosotros un post de otro blog, que bien podría servir de complemento a tu explicación. Gracias por tu artículo.
ResponderEliminarhttp://centromedicoaupa.blogspot.com.es/2012/07/cuando-la-persona-se-convierte-en_04.html#.UAVNW5gdLyI
Muchas gracias por el comentario y por la aportación!
ResponderEliminarUn saludo