Acaba de nacer este “blog” y aún tengo serias dudas de su propósito. Evidentemente como todo lo expuesto de manera pública tiene el afán de compartir con los demás inquietudes, pensamientos, emociones… con el condicionante, eso sí, de que aún desconozco la fórmula con la que puedo sentirme más cómodo. Como casi todo en mi cabeza surgió de un modo abrupto, visceral, fruto de un domingo lacerante que concluyó en una reacción con tintes enfermizos. La murria que trajo estos lodos creo que se comprueba fácilmente en el mismo título del “blog” y en el primer escrito del mismo que era de obligado “posteo”. “Es la felicidad lo que hoy lamento” es un poema de Ángel González que tuvo un significado pleno en un domingo de finales del otoño en el que era mejor no leer, no sufrir, no escribir, no pagar cuentas, pero que convulsionó de manera inesperada para traer este rincón.
"Hay panolis que se piensan que esto de escribir para uno es como el hablar a solas, cosa de chalados. Eso son ganas de enredar las cosas, porque uno no siempre dice lo que quiere y hay pensamientos que andan por dentro de uno y uno, por vueltas que le dé, no acierta a expresarlos, o a lo mejor, no le da la real gana de hacerlo. Uno es de una manera y como uno es, no lo sabe ni su madre y, sin necesidad de ir a lo zorro, uno nunca se confía del todo a los demás y si quiere recordarse de algo, no hay como comerlo a palo seco, sin el recelo de que otro venga a cachondearse de lo que dice. Ésta es la fetén y el que diga lo contrario miente".
Miguel Delibes: Diario de un emigrante
Miguel Delibes: Diario de un emigrante
lunes, 27 de diciembre de 2010
Aviso para navegantes
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