"Hay panolis que se piensan que esto de escribir para uno es como el hablar a solas, cosa de chalados. Eso son ganas de enredar las cosas, porque uno no siempre dice lo que quiere y hay pensamientos que andan por dentro de uno y uno, por vueltas que le dé, no acierta a expresarlos, o a lo mejor, no le da la real gana de hacerlo. Uno es de una manera y como uno es, no lo sabe ni su madre y, sin necesidad de ir a lo zorro, uno nunca se confía del todo a los demás y si quiere recordarse de algo, no hay como comerlo a palo seco, sin el recelo de que otro venga a cachondearse de lo que dice. Ésta es la fetén y el que diga lo contrario miente".
Miguel Delibes: Diario de un emigrante

jueves, 12 de julio de 2018

EL TRUENO DORADO - VALLE INCLÁN

Novelita póstuma publicada por entregas que representa el Madrid de la época con realismo y su correspondiente crítica social; o, al menos, lo tremendo de la distancia entre clases sociales.

En rigor no parece una gran obra, pero sí ejemplifica gran parte de la literatura de principios del XX en España con ese tono a caballo entre el drama social y el humor caústico disfrazado de inocencia. Parece, más que una novela, una obra de teatro (como así ha sido después adaptada) semejante a obras de la época como Tres sombreros de copa de Miguel Mihura.

Curiosa, interesante y con un lenguaje rico en palabras y modismos de la época, que la hacen más adecuada para un público interesado en la sociedad y la literatura de los primeros años del S. XX. No siendo así, pierde bastante fuerza.

Lo mejor: el manejo del tono humorístico y triste en la representación de una sociedad ridícula.
Lo peor: la falta de universalidad fuera de su contexto.

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