"Hay panolis que se piensan que esto de escribir para uno es como el hablar a solas, cosa de chalados. Eso son ganas de enredar las cosas, porque uno no siempre dice lo que quiere y hay pensamientos que andan por dentro de uno y uno, por vueltas que le dé, no acierta a expresarlos, o a lo mejor, no le da la real gana de hacerlo. Uno es de una manera y como uno es, no lo sabe ni su madre y, sin necesidad de ir a lo zorro, uno nunca se confía del todo a los demás y si quiere recordarse de algo, no hay como comerlo a palo seco, sin el recelo de que otro venga a cachondearse de lo que dice. Ésta es la fetén y el que diga lo contrario miente".
Miguel Delibes: Diario de un emigrante

jueves, 2 de junio de 2011

Las ratas

Media hora más tarde se presentó el Antoliano con el cajón de pino oliendo todavía a resina, y la Sime pidió que la echasen una mano, pero todos ronceaban, hasta que entre ella, el Nini y el Antoliano, lograron encerrarle, y como el Antoliano, por ahorrar material, había tomado las medidas justas, el tío Rufo quedó con la cabeza empotrada entre los hombros como si fuese jorobado o estuviese diciendo que a él ninguna cosa de este mundo le importaba nada.

Miguel Delibes